Son muy variados los entornos en los que nos desenvolvemos a diario. Nuestro cerebro está expuesto a una infinita estimulación y  podemos preguntarnos ¿En cual de mis mundos estoy? ¿Cuál es el mi camino, el que me garantice la plenitud de mi existencia?

 

En este ecosistema habitan seres que saben navegar en las adversidades, que buscan lo que tienen dentro y que saben disfrutas de los pequeños momentos de gloria.

Aunque son muchas personas las que se  pasan toda la vida descubriendo que es lo que les falta, sufriendo continuamente  por ello y se  desesperan por lo que nunca han tenido ni, posiblemente, vaya  a poder alcanzar.  Seres que desean  lo que está fuera, lo que su propia naturaleza no identifica como propio. 

Cuando confluyen estos dos tipos de personas, se produce una situación  desconcertante, ¿Quién de los dos grupos está mas cerca de ser correcto? 

Estamos en una sociedad en la que prima la epidermis, sentir. Hay que hacer una tesis doctoral sobre lo que siento en cada momento y obsesionarse si lo que siento no está relacionado con la felicidad.  HAY QUE BUSCAR CULPABLES. YO SIEMPRE DEBO SER FELIZ. Observar el efecto que me produce la interacción con el que está al lado, observar para dejar claro que es el otro el que produce el malestar sentido.

 

Es una gran tragedia porque no nos han enseñan a gestionar el sufrimiento, no hemos a prendido a regular nuestra paleta de emociones, las positivas como las negativas. Al fin de cuentas, ¿Cuándo sufrimos? sufrimos cuando nos encontramos con un obstáculo con el que no contábamos y nos remueve todos nuestro ser.

Si pertenecemos al primer grupo citado, los obstáculos producirán malestar pero me reforzarán en todas la facetas de mi ser, saldré más maduro, mas poseedor de mi mismo. Es verdad que habré sufrido pero saldrá un fruto jugoso y avanzaré con mas seguridad.

 

Quiero lanzar una pregunta que sirva de puente entre los dos estilos, ¿Cuánto de piedra eres para el que está al lado tuyo?

Salir de la propia epidermis para darse cuenta que centrarse en ella nos lleva a la desesperación, al abandono y una cruel soledad.